“Lo que se le pide al hombre, no es que soporte la insensatez del mundo, de la vida, sino mas bien que asuma racionalmente su propia capacidad para aprehender toda la sensatez incondicional de la vida”
El sentido no radica ni es algo que nace de la existencia, sino, es algo que se hace frente a ella.
Hoy nuestra sociedad, luego de luchar por muchos años, se ve enfrentada cara a cara con tanto avance e invento.
Tanto avance e invento que supone serviría para simplificar la vida, al contario, vemos día a día la suma de la complejidad de las cosas, de los procesos, de las relaciones, todo está perturbado por lo que llamamos tecnología de PRIMERA CALIDAD, nuestro interior y las relaciones interpersonales, se han vuelto absurdas y difusas, ellas contienen vacío, reflejan la carencia de sentido , ¿Dónde hemos quedado?.
Al parecer el mundo se ha convertido en una tuerca más del Kosmos, se ha vuelta la mecánica de lo cotidiano.
Tal como Ionesco, cuando aprendió ingles, se dio cuenta que cosas tan simples como que el techo está arriba y el piso abajo, son realidades sorprendentes, el mundo también está hecho de simpleza, de cosas perplejas como estas que obviamos día a día, detalles que nunca hacemos palpables, que no reflexionamos y que poco a poco van perdiendo el sentido y penasar en ello senos va haciendo absurdo con el pasar de las horas, pero que sin duda, de pronto y al pensarlas son realidades tan maravillosas como indiscutiblemente ciertas,
Miremos entonces, por un minuto, nuestro mundo,
¿A dónde se ha escondido la sensibilidad?
¿A dónde se encuentra el sentido?
¿A que teme la esencia?
Podemos encontrarnos con nuestro lenguaje, nuestra expresión diaria, el automatismo que este revela a cada instancia, es también reflejo de nuestro vivir como sociedad. De esto, aún, podemos desprender dos conceptos: lo absurdo y lo real, que, en este mundo, tiende a ser mas o menos lo mismo.
Lo absurdo nace de lo rea. Este concepto tiene que ver con el no sentimiento, con la desintegración de la esencia, la carencia de sentido y entonces la reproducción en series, seres iguales en serie, seres iguales caminando, cruzan las calles con luz verde, todos al mismo ritmo, se bajan del metro, nada se cuestionan.
La tierra habla sin decir nada, sufre de incomunicación severa, sufre de ausencia de peso interior, habla porque no hay nada que decir… por que siente como pierde la pasión.
¿Por qué entonces, nos causa tanto revuelo la lectura del absurdo?
¿No es nuestro que hacer cotidiano lo que los inspira?
¿No es nuestro propio actuar, el ritmo de nuestras ajetreadas vidas?
El mundo es un completo absurdo: los juegos de azar tienen a individuos cubiertos de oro, mientras, a estrecha distancia, tal destino tiene a otros muertos de hambre, envolviendo a familias de lucha y frío. Y los primeros viven de sobra, los segundos sobreviven. Y mientras, el mundo gira y se vuelve con más fuerza. Todo en son de la gran ironía.
Hay que hablar también de esa necesidad crítica de quien nota todo esto. Probablemente es una inquietud que nace desde las cosas mas básicas y primitivas, desde las cosas mas sencillas, como un libro para aprender ingles. Probablemente miles contengan esta inquietud, inquietud que seguro proviene de nuestro instinto que se digna a escuchar la esencia.
Sin duda, al final, socialmente hemos sumergido nuestras falencias en nuestros actos mas cotidianos, que terminan siendo mayoritariamente duplicados, reproducidos y los mas visionarios de nosotros mismos.
Más aún, no hay duda de que si, con tijera en mano, recortáramos está obra absurda, (La Cantante Calva), y volviéramos a pegar sus textos en desorden, la obra tendría el mismo carácter dentro de la inconsecuencia en que existía de todas formas.
Lo mismo ocurre con nuestro diálogo diaria. Muchas veces se verbaliza sin sentido y sin duda, hay momentos en que podríamos desarticular el dialogo y este seguiría firme en su carácter de ilógico y absurdo.
Hoy, seguramente la gente obvia muchas cosas, cree pensarse casi de manera ensimismante, pero realmente no lo hace, porque lo que obvia no lo profundiza.
La gente, de hoy, ya no se consume, nuestra sociedad está desgastada de nada.
Estamos frente a un fenómeno indescriptible y aterrorizante, vivimos en una constante neurosis, la sociedad está inhibida de su esencia,
Nadie entiende nada,
No entiende nada.
No se entiende que la gente pueda estar tranquila con el mundo (o al menos yo no lo entiendo)
No se entiende que la gente se autoproclame antirrutinaria y luego son los mismos, ellos, los insertados en la primera fila de la cotidianeidad.
Lo absurdo contiene mucho de nuestra sociedad, ella está contenida y atrapada en el abismo del conformismo y el automatismo, y seguramente mucho de esto se ve reflejado hoy, mientras los que van al teatro sigan siendo actores, lo que van a performance son artistas, lo que van a exposiciones son pintores… y si entendemos que hay de otros en cada gremio, concluiremos, entonces, sin mas que el esfuerzo ahora de nuestra historia social está mas bien en igualarse que en el diferenciarse.
Junio 2007.